Secuestros, abusos y extracciones de sangre: la historia de John Brennan Crutchley, el “violador vampiro” de Florida

A pesar de una infancia dura, John Crutchley logró obtener dos títulos universitarios y varios trabajos prestigiosos. Casado y padre de un hijo, aparentaba llevar una vida simple y “normal” en un pequeño pueblo del sur de los Estados Unidos.
Pero a comienzos de 1980, una acusación en su contra reveló que era una persona siniestra y que podría estar vinculado a decenas de crímenes.
Sin embargo, y aunque se lo investigó profundamente, la justicia no pudo comprobar la mayoría de sus presuntos delitos, y el final de su vida fue realmente inesperado.
Una infancia complicada: los primeros años de John Crutchley
John Brennan Crutchley nació en octubre de 1946. Era el menor de tres hermanos de una familia acomodada que vivía en la ciudad de Clarksburg, Virginia Occidental, Estados Unidos.
Según contó el propio Crutchley, cuando él era chico, su madre estaba angustiada por la pérdida de su hija mayor, Donna June Crutchley, quien había muerto en 1945.
John Crutchley, el “Violador vampiro”, fue maltratado en su infancia. Por este motivo, ella habría tenido otro embarazo con el propósito de tener una niña, pero, como nació John, lo crió como si fuese una mujer durante varios años.
Crutchley también afirmó que sus padres lo sometieron a un severo maltrato, que incluyó golpearlo hasta perder el conocimiento y quemarle los dedos.
Además, se conoce que John era un niño sin amigos y prefería pasar la mayor parte de su tiempo jugando con aparatos electrónicos en el sótano de su casa. Quizás por esto, tras finalizar la escuela y obtener una licenciatura en Física, siguió un máster en Administración de Ingeniería en la universidad George Washington.
A la par, en 1969, John se casó por primera vez. Sin embargo, este matrimonio le duró poco, ya que se separó poco después de terminar la facultad.
En lo laboral, Crutchley se desempeñó varios años como ingeniero en una sede de Indiana de Delco Electronics.
Sin embargo, fue expulsado de la empresa de electrónica automotriz luego de que la seguridad de la planta realizara una investigación sobre materiales faltantes. Tras ello, se mudó al condado de Fairfax, Virginia, donde se volvió a casar a finales de la década de 1970.
Allí, fue empleado de varias empresas de alta tecnología en el área de Washington D. C., hasta que, de nuevo, se mudó, esta vez al pueblo de Malabar, Florida, y comenzó a trabajar en la compañía tecnológica Harris Corporation.
Hasta entonces, todo parecía indicar que John Crutchley llevaba una vida normal. Sin embargo, en 1985, un hecho revelaría que en realidad era una persona muy, pero muy oscura.
El caso que destapó el horror: la denuncia de Laura Murphy
La noche del 22 de noviembre de 1985, en Malabar, una persona sería testigo de un episodio horrendo.
Mientras circulaba con su auto por la calle, vio en la banquina a una adolescente maltrecha, completamente desnuda y con sus tobillos esposados, quien pedía auxilio desesperadamente.
Al frenar y subirla a su coche, la mujer le dijo que por favor se dirigieran a una casa y, tras llegar a esta, le pidió que la recordara. Tras ello, el automovilista la llevó a casa y llamó a la policía y a una ambulancia.
Cuando la joven llegó al hospital, los médicos determinaron que le faltaba entre el 40 y el 45 por ciento de su sangre y que tenía marcas de sogas en el cuello.
Finalmente, la víctima se identificó como Laura Murphy, de 19 años, y contó lo que le había sucedido.
John Crutchley secuestró y violó a Laura Murphy en 1985.Murphy afirmó que, el 21 de noviembre, se encontraba haciendo dedo para llegar a la ciudad de Melbourne, Florida, y que un tal John Crutchley la había alzado.
Según relató, el hombre se dispuso a llevarla a destino, pero le dijo que primero debía volver a su casa de Malabar, pues había olvidado un cuaderno que necesitaba para trabajar.
Al llegar allí, Crutchley la invitó a pasar, pero ella se negó, momento en el que este puso una soga alrededor del cuello de la joven, la estranguló hasta dejarla inconsciente y la arrastró a su casa. Luego, le quitó toda la ropa y la ató sobre la mesada de la cocina.
Cuando Murphy despertó, dijo, estaba inmovilizada de brazos y piernas, y descubrió que apuntaban hacia ella una cámara de vídeo y varias luces.
Segundos después, Crutchley la violó, a la par que le insertó agujas hipodérmicas conectadas a tubos médicos en el brazo y la muñeca, por las que extrajo sangre hasta un frasco y comenzó a beberla, mientras le gritaba que “era un vampiro“.
Luego, la esposó y la metió en la bañera, pero más tarde regresó y llevó a cabo otra ronda de agresión sexual y extracción de sangre.
A la mañana siguiente, después de una tercera ronda de violación y extracción sanguínea, John esposó a Murphy y la dejó nuevamente en el baño.
Pero después de que el atacante se fuera, ella consiguió salir por la ventana y arrastrarse hasta la calle. El estado de salud de la joven era tal que, más tarde, un hematólogo afirmaría que, si no hubiera podido conseguir ayuda, habría muerto a causa de la pérdida de sangre en doce horas.
Gracias al testimonio de Laura, se emitió una orden de allanamiento a la casa de Crutchley.
Al llegar al siniestro hogar, las autoridades descubrieron que se había borrado parcialmente la cinta de vídeo de la cámara que, según la víctima, habría contenido imágenes de su violación y extracción de sangre. Sin embargo, se hallaron, entre otras cosas, una pila de tarjetas de crédito, una colección de collares de mujer y múltiples mechones de cabello escondidos en un ropero.
Crutchley fue arrestado el 22 de noviembre en plena noche, aproximadamente a las 2:30. Su esposa y su hijo, se enteraron de la noticia más tarde, ya que estaban de vacaciones.
John Crutchley, el día de su arresto. Foto: captura YT (Wesh 2 News)Abierta una investigación, se realizó un segundo allanamiento a la casa. En él, la policía descubrió un fajo de fichas en las que Crutchley había registrado los nombres de varias mujeres, junto con descripciones de sus interacciones sexuales, basadas sobre todo en la dominación.
Cuando estas personas fueron contactadas, indicaron que durante el encuentro sexual John había cruzado la línea de actos consentidos hasta llegar a agresiones sexuales.
Asimismo, las autoridades requisaron la oficina de Crutchley, donde encontraron varias fotografías sexualmente explícitas de una mujer no identificada, que estaba atada y amordazada y a la que John estaba estrangulando. También hallaron cintas sexuales caseras de Crutchley y su esposa, y decenas de fotografías de mujeres sacadas furtivamente en lugares públicos.
Al parecer, la esposa del violador sabía de estas aventuras sexuales y hasta se cree que habría cooperado en algunas. Entre otros comentarios a la prensa, la mujer afirmó que el ataque de John a la adolescente esposada fue “una violación suave, desprovista de cualquier brutalidad manifiesta”.
En junio de 1986, finalmente, Crutchley se declaró culpable de secuestro y violación a cambio de que los fiscales le retiraran el cargo de “daño corporal grave” por extraer la sangre de la víctima y por posesión de drogas, ya que los agentes también le habían encontrado marihuana.
John pidió que no se considerara el consumo de sangre en su sentencia porque, en este caso, no la había bebido. Afirmó que esta se había coagulado antes de que pudiera tomarla, y que, en consecuencia, “no podía tragarla”.
La esposa de Crutchley no declaró en el juicio, pero le dijo a los periodistas que su marido no era culpable y que era simplemente “un tipo pervertido”.
A pesar de todo, el juez condenó a John Crutchley a veinticinco años de prisión, con cincuenta años de libertad condicional posterior. La sentencia puso fin al siniestro caso del “Violador vampiro“, o al menos eso se pensaba en aquel entonces.
El “Vampiro violador”: ¿un asesino serial?
Tras la condena de Crutchley, las autoridades que realizaron la investigación contactaron al especialista en perfiles de la FBI, Robert Ressler, para conocer su opinión al respecto de tan extraño caso.
John Crutchley, en su exposición ante la justicia. Foto: captura YT (WESH 2 News)Robert, luego de estudiarlo, afirmó estar casi seguro de que John había matado antes, y lo categorizó como un “asesino en serie de tipo organizado”.
Así, Ressler impulsó una segunda investigación, que fue, en alcance y detalle, mucho más amplia que la primera. Por ella, se vinculó a este asesino con varios casos irresueltos de mujeres desaparecidas y/o fallecidas.
Dado que la familia política de Crutchley vivía en el condado de Montgomery, Maryland, lo examinaron en relación con el asesinato de Kathy Beatty, de 15 años, quien fue encontrada muerta en una zona boscosa cerca de su vecindario en el mismo condado, en 1975.
También fue interrogado por el caso de Deborah Rita Fitzjohn, de 25 años, quien en enero de 1978 desapareció en el estado de Fairfax. Crutchley era conocido de Fitzjohn, y afirmó que esta lo había visitado la noche antes de su desaparición, pero que él se quedó dormido frente al televisor y que, cuando despertó, Deborah ya no estaba.
Aunque las autoridades no pudieron determinar la culpabilidad de John, la sospecha de que tuvo algo que ver con su muerte se mantiene, más cuando, tras su arresto en 1985, encontraron la tarjeta de presentación del investigador jefe de la causa Fitzjohn entre sus posesiones.
Asimismo, durante la detención, la policía halló los documentos de otras cinco mujeres en el escritorio de Crutchley. Uno de ellos pertenecía a Nancy Kay Brown, una joven de 25 años que desapareció mientras estaba de vacaciones en Florida, en junio de 1983, y sus restos fueron descubiertos al año siguiente.
Otro de las identificaciones era de Cheryl Windsor, una adolescente de 16 años cuyo cadáver fue hallado en un arroyo en 1984. Un tercer documento encontrado en el escritorio de John pertenecía a Diana Casey, de 20 años, cuyos restos óseos también fueron identificados en 1984.
En 1985, por su parte, en el pueblo donde vivía Crutchley, se hallaron múltiples huesos humanos, algunos de los cuales fueron identificados como los restos de Kimberly Walker, de 21 años. Walker había sido vista por última vez en junio del año anterior subiéndose a un automóvil pequeño de color claro, similar al Nissan Stanza color beige que tenía John.
En el mismo año, desapareció Patti Lou Volansky, de 29 años, mientras hacía dedo en Florida. Tras ser interrogado por este caso, Crutchley afirmó que había recogido en su coche a Volansky, pero que le ordenó que se bajara después de que ella comenzó a hacer demandas “desagradables” de alcohol y drogas. Al día de hoy, la mujer continúa desaparecida.
Patti L. Volansky, una de las posibles víctimas del “Vampiro violador”. Foto: IG (find_gods_children)Un tercer caso sucedió en 1985 y fue el de Linn Desantis, de 40 años, cuyo cuerpo fue encontrado tirado en una zanja en Grant, Florida. Desantis fue vista por última vez haciendo dedo afuera en Melbourne, y su muerte fue declarada un homicidio. Se relacionó a Crutchley con el hecho pues también se encontraron identificaciones pertenecientes a Linn entre sus posesiones.
Los casos en los que podría haber estado involucrado John no se agotaron en la década de 1980. En 1995, agentes del Servicio de Investigación Criminal Naval comenzaron a investigar a Crutchley, pues este tenía acceso a la Base Aeronaval de Norfolk, ubicada en Virginia, durante el tiempo en que dos mujeres fueron asesinadas allí.
Estas víctimas eran Pamela Kimbrue, de 23 años, quien desapareció en 1982, y Carol Molnar, de 21, vista por última vez en febrero de 1983. Sus cuerpos fueron encontrados meses después de las desapariciones, y en ambos casos se determinó que habían sido asesinadas.
En 2010, en tanto, la Oficina del Sheriff del condado de Brevard publicó una imagen de una reconstrucción del cráneo basada en los restos de una mujer no identificada. Unos cazadores habían encontrado sus restos óseos en una zona densamente boscosa cercana a la casa de Crutchley.
A pesar de esta extensa lista de posibles asesinatos, hay algo todavía más increíble en la historia de John: los investigadores no pudieron encontrar evidencias concretas para acusarlo por ninguno de estos crímenes.
Poco después de declararse culpable por el caso de Laura Murphy, Crutchley se jactó de ello: “No hay ningún delito con el que puedan vincularme”, afirmó.
Por tanto, aunque todo parece indicar que se trató de uno de los asesinos en serie con mayor cantidad de matanzas, y que podría haber repetido su comportamiento de violador y “vampiro” con muchas mujeres, John solo es, para la justicia, un violador ocasional.
En 1996, después de cumplir once años de su condena, Crutchley obtuvo el beneficio de la libertad condicional pero, tan solo un día después de salir de prisión, fue arrestado nuevamente por fumar marihuana.
Con esta violación de la ley, John acumuló tres condenas (dos por el secuestro y una por consumo de drogas), por lo que la justicia lo condenó a cadena perpetua.
Nuevamente dentro de prisión, fue aislado luego de que los guardias descubrieran que se había hecho trece pírsines en los genitales. Finalmente, el 30 de marzo de 2002, lo encontraron muerto en su celda con una bolsa de plástico en la cabeza. Un informe posterior reveló que había muerto por asfixia autoerótica.
Fuente: www.clarin.com



